domingo, 7 de agosto de 2011

Cabo de Palos

"...Cabo de Palos es el último peldaño de la cordillera Bética. Se hunde en el mar dando forma a un mosaico de pequeños islotes, auténticos arrecifes naturales, llenos de vida y también de restos de trágicos naufragios..." (fuente http://www.cabodepalos.com/local/historia.htm) Por suerte, ya he navegado varias veces por sus calas y no he experimentado el naufragio aunque sí, unos buenos mareos arriba del barco. Cabo de Palos es espectacular para el buceo. Ahí hice mi bautismo, curso de Open Water Diver y también mi primera excursión. La fauna que hay bajo el agua era incapaz de imaginarla antes de estar ahí pegada a su fondo rocoso con mi botella de aire. Vi un mero gigante, una barracuda, una morena, varios pulpos, estrellas de mar, langostas y también muchísimos pececitos mediterráneos. Antes de bucear ya lo había visitado alguna tarde, después de trabajar. Cuando esté cayendo el sol, podés agarrar tu máscara y tubo para hacer snorkell y meterte por cualquiera de sus calas, la que ese día tenga el mar más calmo: la de la escalera, cala fría, cala reona y otras que no me sé su nombre. Aunque es preferible hacer esto por la mañana, para luego premiarte por el ejercicio con un arroz en lo de María Dolores (Restaurante Calaflores, sin olvidarte de pedir después una Mousse de Chocolate)

Además de escuelas de buceo y arroz caldero tiene otras curiosidades. Una que me descubrieron es la tienda de Rafa ¡¡Premio para el que la encuentra!! Rafa tiene una colección de ropa y accesorios imperdible!!! pero sabe esconderse bien.

Eso sí, lo que más llama la atención de Cabo de Palos es, justamente, que no intenta llamar la atención. Allí no se han construido grandes edificios como en la manga, ni lujosos hoteles como los de los campos de golf aledaños, tampoco casas color tierra, chatas y sosas, sino que mantiene su aire mediterráneo y estilo portuario. Seguro ha cambiado con el tiempo y lo que vemos ahora no se parece a lo que fue en el 1900, pero yo lo encuentro con mucha personalidad. La imagen de su faro encendido por las noches que se ve desde mi terraza ya la tengo asociada para siempre a la sensación de llegar a casa.

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