jueves, 12 de agosto de 2010

Carcassonne - Azillanet (Cont. de Vacaciones de Verano 2010)


La excusa de viaje en este caso era el castillo medieval de Carcassone y terminó siendo lo menos llamativo del viaje. Los grandes cosumidores de lugares "yo estuve ahí", que gustan de visitar todas las iglesias y museos y hacer todas las visitas guiadas, son libres de criticar justificados por la antigüedad del señor castillo, con su historia, su teatro y su propio Notre Dame con rosetones y todo. Pero para mí perdía todo su encanto por parecerse tanto al Castillo de Cenicienta en Disney World. Me explico: lleníiiiiiiisimo de gente y comercios atrapa turistas. Lo mejor de esta parada: Azillanet.

Cuando llegamos a Azillanet eran las 3 de la tarde y no sabíamos que hasta la 6 nadie daría señales de vida. Como buenos Madrileños de adopción tocaba desesperarse e indignarse (no porque esa sea una característica típica del madrileño, sino más bien por ese agobio de que siempre está todo lleno de gente, y que va a ser imposible conseguir hotel y demás). En cambio, como traíamos ya tal relax de Tarragona, pusimos "Atracción Turística Cercana" en el GPS y conocimos así Minerva y un poco de la hstoria de los Cátaros http://es.wikipedia.org/wiki/Minerve. Fotitos al pie.

¿Que fuimos a hacer a Azillanet? Eso nos lo preguntaron todas las personas con las que hablamos. No sé como caimos ahí, supongo que por los artilugios publicitarios de los dueños del Hotel Le Counvent. Un antiguo convento que sus propietarios adquirieron para intentar retornar a su pueblo natal. Debido a nuestra visita, vinieron también ellos a quedarse allí dos días y ponerse un poco al día con las refacciones del lugar. No por eso renunciaron a sus siestas por la tarde o sus largas tertulias al fresco tomando un "Rosé". Descubrimos así, que compartir con ellos esa rutina era nuestro personal y particular "yo estuve ahí" del sur de Francia.

Conocida ya la costumbre del lugar, la honramos sentándonos en más sitios fresquitos, tomando más Rosés y conociendo más tertulianos. Así conocimos a Lynn y Ken, una pareja inolvidable de Ingleses que nos adoptaron y con los que disfrutamos parte de nuestra jornada.


Hicimos más cosas: recorrer más pueblitos en los alrededores, visitar la cooperativa de la zona y comprar allí algo de vino. Un detalle memorable de Azillante fue dejarme un souvenir precioso en mi rodilla izquierda con el suelo de un viñedo que se me vino de frente mientras corríamos Martín y yo a las siete de la mañana al son de las cigarras y de la única hora fresca en el día. Llevo algo así como un "Azillanet estuvo aquí"



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